Batalla de Cannas
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Batalla de Cannas
La Batalla de Cannas (o Cannae)
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El año 216 a.C. marcó el apogeo de la carrera militar de Anibal con Cannas, la más importante demostracción de su brillantez. En aquel año, el Senado romano decidió que Anibal debía ser combatido, asi que cuatro legiones de nuevo cuño fueron mobilizadas y se les ordenó que lo aplastasen, de acuerdo con el pensamiento militar de la época. Anibal había ocupado Cannas, dando de esta manera a sus tropas el tan necesitado abastecimiento. Anibal era consciente de la necesidad de atraer a los romanos a la batalla, pero tenía serias dudas de que los romanos quisieran enfrentarse él.
Y ese dia llegó. Dos cónsules ostentaban el poder en ese año Emilio Paulo y Marco Terencio Varro. Solo se enviaban dos cónsules a un mismo conflicto cuando éste era verdaderamente serio, y en este caso lo era. Los dos cónsules ostentaban el mismo poder, y se turnarían en el mando cada dia.
Emilio Paulo (siempre cauto), observando la posición ventajosa de Anibal decidió no presentar batalla, pero al día siguiente era Varro quien comandaba el ejército, y al estar a punto de finalizar su consulado y queriendo llevarse el honor de ser aquel que venció a Anibal decidió atacar sin tener en cuenta la ventajosa posición de su enemigo.
Con la primera luz del día movió sus tropas al otro lado del rio Aufidus en la orilla este. Posicionó su caballería en el ala derecha, la infanteria en el centro y la cavalleria auxiliar en el ala izquierda, al frente situó toda su infantería ligera.
El despliegue era totalmente convencional, pero Varro acortó la distancia entre los manípulos, renunciado a la flexibilidad por la rigidez, imitando a las falanges.
El ejercito romano constaba de 80.000 hombres de infantería y más de 6.000 de caballería (8 legiones, el ejercito más grande que Roma había mobilizado nunca). Mientras los romanos completaban su despliegue, Anibal situó su ejercito. Su infantería ligera y los honderos baleares formaron una linea detrás de la cual se situaba su contingente principal.
En su flanco izquierdo situó la caballería Gala e Hispana, cerca de ella situó su infanteria pesada, sus veteranos. Infanteria gala e hispana fué colocada en forma de arco y su caballeria númida fué situada en el flanco derecho.
Las cabellerías se enfrentaron, galos e hispanos contra romanos, y númidas contra auxiliares. La infantería romana avanzó contra la infantería púnica y entraron en combate. Los 40.000 hombres de Anibal tenían que aguantar el brutal impacto de la infantería romana, y así lo hicieron. Y fué en este momento cuando la genialidad de Anibal empezó a surtir efecto, su primera línea de infantería empezó a ceder formando una especie de media luna y empezando a rodear a la infantería romana. El riesgo de esta estrategia estaba en que si el centro del arco no se manteía firme la batalla estaría perdida.
Por otro lado la caballería de Anibal era superior, tanto en número como en experiencia en combate (eran alredor de unos 10.000). La caballería gala-hispana puso en fuga con facilidad a la caballería romana y girando grupas se dirgió a ayudar a la cabellría númida la cual (siendo una de las mejores, por no decir la mejor de la época) había aguantado el envite de la caballería auxiliar romana. Entre las dos caballerías rápidamente vencieron a la caballería auxiliar romana.
En este momento de la batalla tenemos: Infantería romana embistiendo de frente a la infantería púnica, ésta formando una media luna rodeando a la romana. El polvo del terreno cegaba por completo a la infantería romana de tal manera que no pudo ver como por su retaguaria se acercaba a toda velocidad la caballería púnica cayéndoles encima por sorpresa. Rodeada la infantería romana por todos lados fué totalmente aplastada.
Según Polibio, sólo 3.500 romanos consiguieron escapar, 10.000 fueron tomados como prisioneros y 70.000 yacían muertos en el campo de batalla. Entre los que consiguieron escapar se encontraba el responsable del desastre, el cónsul Varro.
Las noticias de la derrota de Cannas calló como un jarro de agua fría en Roma.
Rápidamente el Senado romano hechó la culpa del desastre a que los dioses les habían abandonado, y para reconciliarse con ellos y aplacar su ira, un hombre y una mujer Celta y un hombre y una mujer Griega fueron enterrados vivos. Otros dicen que se responsabilizó al impúdico comportamiento de dos vestales. Una de ellas fué enterrada viva y la otra se suicidó convenientemente.
Después de la victoria, el lugarteniente de Anibal, Maharbal pidió a éste que movilizase la tropas rápidamente hacia Roma para tomarla al asalto, pero el general púnico, viendo el estado de su ejercito se negó. Maharbal entonces le dijo a Anibal: "Anibal, sabes vencer, pero no sabes como aprovechar las victorias".
El porqué Anibal no quiso atacar Roma después de Cannas es un misterio que aún hoy en día se discute en las academias castrenses.
Emilio Paulo (siempre cauto), observando la posición ventajosa de Anibal decidió no presentar batalla, pero al día siguiente era Varro quien comandaba el ejército, y al estar a punto de finalizar su consulado y queriendo llevarse el honor de ser aquel que venció a Anibal decidió atacar sin tener en cuenta la ventajosa posición de su enemigo.
Con la primera luz del día movió sus tropas al otro lado del rio Aufidus en la orilla este. Posicionó su caballería en el ala derecha, la infanteria en el centro y la cavalleria auxiliar en el ala izquierda, al frente situó toda su infantería ligera.
El despliegue era totalmente convencional, pero Varro acortó la distancia entre los manípulos, renunciado a la flexibilidad por la rigidez, imitando a las falanges.
El ejercito romano constaba de 80.000 hombres de infantería y más de 6.000 de caballería (8 legiones, el ejercito más grande que Roma había mobilizado nunca). Mientras los romanos completaban su despliegue, Anibal situó su ejercito. Su infantería ligera y los honderos baleares formaron una linea detrás de la cual se situaba su contingente principal.
En su flanco izquierdo situó la caballería Gala e Hispana, cerca de ella situó su infanteria pesada, sus veteranos. Infanteria gala e hispana fué colocada en forma de arco y su caballeria númida fué situada en el flanco derecho.
Las cabellerías se enfrentaron, galos e hispanos contra romanos, y númidas contra auxiliares. La infantería romana avanzó contra la infantería púnica y entraron en combate. Los 40.000 hombres de Anibal tenían que aguantar el brutal impacto de la infantería romana, y así lo hicieron. Y fué en este momento cuando la genialidad de Anibal empezó a surtir efecto, su primera línea de infantería empezó a ceder formando una especie de media luna y empezando a rodear a la infantería romana. El riesgo de esta estrategia estaba en que si el centro del arco no se manteía firme la batalla estaría perdida.
Por otro lado la caballería de Anibal era superior, tanto en número como en experiencia en combate (eran alredor de unos 10.000). La caballería gala-hispana puso en fuga con facilidad a la caballería romana y girando grupas se dirgió a ayudar a la cabellría númida la cual (siendo una de las mejores, por no decir la mejor de la época) había aguantado el envite de la caballería auxiliar romana. Entre las dos caballerías rápidamente vencieron a la caballería auxiliar romana.
En este momento de la batalla tenemos: Infantería romana embistiendo de frente a la infantería púnica, ésta formando una media luna rodeando a la romana. El polvo del terreno cegaba por completo a la infantería romana de tal manera que no pudo ver como por su retaguaria se acercaba a toda velocidad la caballería púnica cayéndoles encima por sorpresa. Rodeada la infantería romana por todos lados fué totalmente aplastada.
Según Polibio, sólo 3.500 romanos consiguieron escapar, 10.000 fueron tomados como prisioneros y 70.000 yacían muertos en el campo de batalla. Entre los que consiguieron escapar se encontraba el responsable del desastre, el cónsul Varro.
Las noticias de la derrota de Cannas calló como un jarro de agua fría en Roma.
Rápidamente el Senado romano hechó la culpa del desastre a que los dioses les habían abandonado, y para reconciliarse con ellos y aplacar su ira, un hombre y una mujer Celta y un hombre y una mujer Griega fueron enterrados vivos. Otros dicen que se responsabilizó al impúdico comportamiento de dos vestales. Una de ellas fué enterrada viva y la otra se suicidó convenientemente.
Después de la victoria, el lugarteniente de Anibal, Maharbal pidió a éste que movilizase la tropas rápidamente hacia Roma para tomarla al asalto, pero el general púnico, viendo el estado de su ejercito se negó. Maharbal entonces le dijo a Anibal: "Anibal, sabes vencer, pero no sabes como aprovechar las victorias".
El porqué Anibal no quiso atacar Roma después de Cannas es un misterio que aún hoy en día se discute en las academias castrenses.
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