El Palatino
Página 1 de 1.
El Palatino
El Palatino
Palatino, Domus Augustana: patio interno con fuente y decoración con cuatro peltas (escudos usados por las amazonas)
Finalmente, Augusto, en el año 44 a.C., decidió trasladar también su morada al Palatino e hizo levantar un templo dedicado a Apolo, inaugurado en el año 28 d.C.. Desde
entonces, casi todos los emperadores se fueron a vivir al Palatino que, poco a poco se transformó en una inmensa y suntuosa morada real: el Palacio por excelencia, tal como fue llamado precisamente el conjunto arquitectónico por el nombre del cerro, Palatium.
Pintura de la "Casa de Livia" en el palatino
Palatino, palacio de Domiciano: el denominado estadio
Estadio Palatino, detalle del pórtico norte
Domus Flavia, ninfeo occidental: fuente elíptica con nichos
El Palatino siempre fue para los romanos el lugar “sagrado” donde la ciudad había nacido. En ese centro, aislado de los demás y en posición dominante sobre el Tíber, cerca de la Isla Tiberina y sobre el mercado del Foro Boario, los antiguos habitantes habían ubicado la legendaria “fundación” de Roma y el “surco cuadrado” trazado por Rómulo el 21 de abril del año 754/3 a.C.. Aparte de la leyenda, en este centro aparecieron restos de cabañas de principios de la edad del hierro que demuestran la existencia inequivocable de un poblado en el mismo lugar donde la tradición colocaba la Casa Romuli, o sea la cabaña del mítico fundador. Se trata, sin lugar a dudas, de una de las aldeas, casi seguramente la principal que, con el pasar del tiempo, dio vida a Roma, convirtiéndose en un organismo urbano propiamente dicho.
Poco se sabe sobre la historia del Palatino en los primeros siglos de vida de la ciudad y a excepción de los templos de la Victoria, de Júpiter Statore, Jupiter Triunfador y de la Magna Muter, no se había construido ningún edificio público. Al contrario, especialmente en los últimos dos siglos de la República se edificaron allí numerosas habitaciones privadas y villas “urbanas” de ricos e ilustres personajes.
Poco se sabe sobre la historia del Palatino en los primeros siglos de vida de la ciudad y a excepción de los templos de la Victoria, de Júpiter Statore, Jupiter Triunfador y de la Magna Muter, no se había construido ningún edificio público. Al contrario, especialmente en los últimos dos siglos de la República se edificaron allí numerosas habitaciones privadas y villas “urbanas” de ricos e ilustres personajes.
Palatino, Domus Augustana: patio interno con fuente y decoración con cuatro peltas (escudos usados por las amazonas)
Finalmente, Augusto, en el año 44 a.C., decidió trasladar también su morada al Palatino e hizo levantar un templo dedicado a Apolo, inaugurado en el año 28 d.C.. Desde
entonces, casi todos los emperadores se fueron a vivir al Palatino que, poco a poco se transformó en una inmensa y suntuosa morada real: el Palacio por excelencia, tal como fue llamado precisamente el conjunto arquitectónico por el nombre del cerro, Palatium.
Vista de las laderas norte del cerro Palatino: edificios y bodegas de época neroniana y las arcadas de las Domus Tiberiana
El primer palacio imperial propiamente dicho fue construido por el sucesor de Augusto, Tiberio, y ampliado por Calígula quien los extendió hasta el Foro Romano, Claudio y Nerón, entro los años 41 y 64 d.C. erigieron ahí la llamada Domus Transitoria que luego fue destruida en el gran incendio del año 64 sin que fuera reconstruida. Másnfue sobre todo Domiciano quien, entre los años 81 y 92 d.C., dispuso edificar un palacio nuevo y más grandioso sobre las ruinas de aquella, ocupando todas las demás zonas que aún quedaban libres.
Pintura de la "Casa de Livia" en el palatino
La mansión de Domiciano denominada Domus Augustana, es decir “Casa del Augusto”, del emperador, estaba formada por el Palacio de representación y la residencia privada, un gran estadio o hipódromo y un edificio termal. Extendiéndose por las laderas y la cumbre del cerro con atrios y escalinatas, peristilos y salones, pórticos, terrazas, fuentes, la gran domus “era una de las cosas más bellas del mundo – según narra el poeta Marcial – “alta mole colosal compuesta casi por siete montes colocados uno
sobre otros hasta tocar el cielo”.
sobre otros hasta tocar el cielo”.
Palatino, palacio de Domiciano: el denominado estadio
El emperador Septimio Severo, entre finales del siglo II, dispuso extender artificialmente la explanada del cerro hacia el sur, hasta tocar las graderías del Circo Máximo, con la construcción de una serie de arcos de dos órdenes, de veinte a treinta metros de altura. Septimio Severo dispuso además edificar a los pies del cerro, el famoso “Septizodium”, un singular escenario arquitectónico de varios pisos con numerosas columnas, nichos y estatuas, probablemente animado por juegos de agua como los templos de las ninfas, que maravillaba a todos los que llegaban a Roma por la via Appia.
Estadio Palatino, detalle del pórtico norte
Después de Septimio Severo, a excepción de un gran templo que hizo construir Heliogábalo, en el siglo III, sobre una vasta terraza parcialmente artificial, en la esquina cerca del Coliseo, no se realizaron más obras importantes en el Palatino. Es más, los emperadores comenzaron a abandonarlo a principios del siglo IV, a partir de Diocleciano. El abandono fue definitivo cuando Constantino trasladó la capital del imperio a Bizancio.
Domus Flavia, ninfeo occidental: fuente elíptica con nichos
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Sáb Mayo 18, 2013 6:56 pm por vpjaime
» Batalla de Adrianópolis
Jue Abr 05, 2012 6:06 pm por Scipio
» La Vivienda en el Mundo Romano
Mar Mayo 03, 2011 5:54 pm por Scipio
» Batalla del Bosque de Teutoburgo
Vie Feb 25, 2011 9:55 am por Scipio
» El Palatino
Jue Ene 20, 2011 12:52 pm por Scipio
» El Foro de Augusto
Jue Ene 20, 2011 11:52 am por Scipio
» Los Foros Imperiales
Miér Ene 19, 2011 12:25 pm por Scipio
» La Basilica de Majencio
Miér Ene 19, 2011 9:33 am por Scipio
» La Primera Guerra Punica
Mar Ene 11, 2011 8:39 am por Scipio